01_Pensar in english: chronicles of an indioenglish war.

Pensar en ingles?


Apenas podía pensar en argentino y me pedían que mis neuronas en desarrollo pudieran formar una frase coherente en un idioma con el cual empecé a nombrar animales en el jardín de infantes. Es decir, a los seis años se producía el primer encuentro violento con un idioma que siempre sirvió para señalar gatos, perros y colores básicos en una pizarra.  En otras palabras, un gran salto para la comprensión de mi cerebro tener que formular una estructura idiomática con la que no había nacido. Me obligaban a realizar los ejercicios, no había opción frente al requisito de la institución educativa y la chancleta de mi vieja. Normas escolares y chancletas cumplían la misma función, un recordatorio de quién tenía el sartén por el mango.

El tema es que la metodología a mí me aburría. ¿A quién le importa donde cuernos esta el lápiz o dónde esta el gato? ¿A quien le importa decir “soy fulanito, soy alumno de inglés”? Eso no nos salva frente a un debate diplomático internacional, tampoco nos hace comunicar con un extranjero que quiere saber donde esta una calle y, menos, nos permite pensar. 

En el mundo globalizado que estamos va por detrás de todas las jergas habidas y por haber. Apenas puedo hablar con otro que tenga, como segunda lengua, el idioma ingles y haya tenido las mismas desilusiones.  El chateo se vuelve un infierno. Los estadounidenses y los ingleses ya no hablan ingles. No los entiendo. Entiendo algo generalizado, pero no los entiendo. Acortan las palabras, se burlan del que menos sabe. Pero una cosa peor. Hay gente suelta que habla “indioenglish” de una manera tan creíble y fluida que uno cree que es la verdadera forma. Probablemente hable “indioenglish”, pero por lo menos sé que puedo escuchar una serie en ingles y bajar la vista solo el 50% de las veces para leer los subtítulos (salvo que no me dé cuenta del otro 50%).

Ojalá no hubiera titubeado aquella vez, con mis seis años, en que le hablé por primera vez a un estadounidense en un hotel. Quizás habría estado mucho mejor tomar como una dulce venganza aprender correctamente el ingles para volver a encontrarme con un extranjero y poder refregarle en la cara mi extenso vocabulario, y mi fluidez gramatical. Obviamente, nada de eso pasó y poco a poco lo fui evitando con elegancia.

Tiré la mayoría de los libros en ingles y oculté cualquier tipo de interés hacia el idioma, luego de haber atravesado la realización de un examen internacional con una neumonía galopante. Dicho sea de paso, el mismo fue desaprobado. El oral, sobretodo esa instancia, un bochorno. Horas y horas, exactamente un año y medio preparándome para el susodicho y me vienen a preguntar por elementos que se pueden encontrar en una obra en construcción. Si, yo también pensé que fueron los nervios, pero la verdad es que la gaveta de vocabulario de arquitectura y construcción estaba vacía. Ni siquiera la pude remar, ni siquiera tenía el suficiente chamuyo para decir un montón de cosas sin decir nada. El mutismo fue protagonista… y también el sudor en las manos y el temblor, junto con el tartamudeo… ¡y esa angustia!

“El ingles te abre una gran puerta”. Si, la de la profesora particular que se quedó afuera del sistema escolar porque también piensa que la metodología de enseñanza esta en pañales.

The only thing i know is that i don´t know how to say all i have in my mind. 

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