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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Quiero que nos miremos a través de una estrella.

El sábado 26 de noviembre de 2011.... Te invito a que miremos una estrella, cualquiera, en el cielo. La que más te guste, la que creas más bella. Es una cita, sin mirarme vos a los ojos ni yo a lo tuyos. Sin embargo mirándonos a través de ella. Sí, vos. Muchas veces le habrás regalado una estrella a cada mujer, pero a mi no me interesa. Hay millones en el universo y yo no te pido ninguna. Sólo que elijas una, cualquiera, o la que creas que yo vaya a mirar. Seguro que no nos equivocaremos y será nuestra estrella, por un ratito. Y ella sabrá que aunque no nos miremos, estamos unidos a través de ella. Entonces la estrella sonreirá y brillará un poquito más, arrancándonos un suspiro. Es una cita... te espero... estés donde estés.

Las bolas de fuego del apocalipsis. I

El apocalipsis esta descripto como una cadena de sucesos indeseables que culmina tràgicamente en la destrucciòn de nuestro planeta y dos filas de personas, unas tomàndose un ascensor al cielo y la otras descendiendo al subsuelo del infierno. Hay un apartado que siempre estuvo presente al lo largo de la humanidad: las bolas de fuego. Històricamente y a favor de que cierre la teorìa de Darwin, fue muy oportuno que un pedazo de roca encendida caiga sobre la superficie para hacer desaparecer a los grandes dinosaurios. Pero tambien existieron otras bolas de fuego hace miles de años, y ya no millones, que venìan del cielo o surcaban el horizonte. En varias fuentes bibliogràficas aparecen avistajes de estas esferas de fuego al rededor del mundo, marcando acontecimientos o siendo tan solamente testigos, desde mucho antes de la venida de Colon a America. El punto de interes es que antigüamente los humanos eran más sensibles a leer los mensajes de sus dioses que anunciaban su llegada o señ

Mail sin asunto.

Hace aproximadamente un mes recibì de un contacto un mail que no tenía asunto. Posibles causas de este faltante: El que remite escribe elcontenido y no sabe què poner en el Asunto. El que remite olvida escribir el asunto por la ansiedad de que el destinatario reciba el contenido. El que remite escribe entre paréntesis en el espacio del asunto: “Sin asunto” para generar el mismo efecto. Consecuencias en el destinatario: “¡Tan difícil es poner un asunto?” “Mira si es un virus, mejor no lo abro” Lo abre confiado que el remitente es distraído. Que hice? Lo abri. Que encontré? Nada. Absolutamente nada. Cual fue el próximo paso? Enviar a mi contacto un mail avisándole que se había disparado un mail sin contenido. Què recibo? La respuesta me pedia que no abriera ningún mail sin asunto porque era un virus que estaba circulando. Nivel de importancia: Medio, sin dramatismos. Al poco tiempo: La computadora pierde archivos en el limbo, no se conecta a