El abismo de la mente.
Abstraerse por un momento del mundo concreto y veranear en la abstracción del pensamiento es un hermoso pasatiempo. En especial porque al ser un desafio, se comporta tal cual un proceso progresivo por etapas (valga la extenuante redundancia), y uno se va metiendo cada vez mas profundo hasta quedar al limite de un zona desconocida, suave y abismal en donde uno solo ve figuras y flechas, numeros y letras, ecuaciones reales e inventadas, anotaciones filosóficas, etiquetas móviles, conceptos construídos, elememntos conocidos, combinaciones awesome. Entonces como flashes acontecen esas emociones en donde uno se siente cerca de Einstein, Freud, Galileo, Pitagoras, Aristoteles, Asimov y Yoda. De repente, en la mente se sienten las avenidas sinápticas de información como un dolor de cabeza intenso, agudo. Las ideas se abren paso a esos caminos poco transitados, abandonados hace tiempo. Hay gente que se deja interrumpir por ese dolor inicial y detiene el proceso; luego estan lso otros que sigu