Quien no quiere un mundo mejor?


Para algunas personas la calle representa un mundo de multiples historias para escuchar, para compartir, para decir lo mismo de siempre, para suspirar por lo que uno desea, para desear en voz alta, para alentar con esperanzas.

Cada vez, hay mas gente que habla en la calle. Eso me llama la atención y lo observo con detenimiento, prestandole atención al momento del dia, la fecha del mes, la situación economica actual. Y la estadística mental que tengo es que los monologos y autodialogos ya empiezan en mitad de mes, se encrudecen en invierno y se dramatizan cuando la crisis economica apreta el bolsillo. La imagen se colma de párrafos discursivos y borrones sistematizados moviendo la cabeza para un lado y otro, volviendo al inicio de pagina mental mirando hacia arriba y soplando para que caigan mas palabras. Sin embargo las frases son inconclusas, montones de frases con puntos suspensivos en el medio y al final. La carencia de puntos finales produce una epidemia de verborragia que algunas veces trae puteadas y otras una simple lágrima con sentimiento impotente, humedeciendo la mejilla.

Caminar por la calle me da sensacion de libertad, por momentos. Tanto que a veces me acerco a alguna vecina a charlar de la vida, de los temas que nos desvelan a todos. Les dejo opinar sobre mi vida como si tuvieran las soluciones que nunca se me ocurrieron, les sonrio por la amabilidad que siempre caracterizó a nuestra relación. Pero es agradable, llegar e interrumpir ese vaiven de escoba y polvo de calle, porque automaticamente el saludo es cordial y las primeras preguntas siempre tienen que ver con lo mismo: la autopercepcion del propio estar. Siempre preguntan “Como estas?” Y, ¿saben que es lo mas estupendo de esta pregunta?, que arranca con un “bien” , sigue por un informe escueto de: familia, salud, trabajo y terminamos en la preocupacion monotona de esas vecinas que te conocen de toda la vida. Si sos soltero tu vecina jamas encuentra la razon de porque lo seguis estando. Pero es parte del intercambio en el que cuando le preguntas “y usted?”, te habla de los hijos, de los nietos, de otro vecino, del perro, pero al rematar con un “y de amores como andamos?”, te responden entre risas “ya no estoy para eso”.

Cualquier persona con protocolo de respuesta social comun se quedara en silencio, compartiendo la broma. Pero hay dias en donde el bichito de la pregunta sale a picotear en las cabezas ajenas, entonces el susodicho desliza “y para que esta?” Notable como la risa se va apagando, pero la sonrisa no desaparece y se te quedan mirando. Indispensable respetar este momento de silencio, algo en construccion hay en ese receptaculo craneal y va a salir en cualquier segundo. Entonces ocurre.

Al principio solo frases sueltas referidas a su cotidianidad y luego poco a poco vuelve a moverse a los temas del principio pero desde la queja urbana, desde la impotencia social, desde la falta de espacio, la caducidad de ideas, la inoperancia politica. No es que me guste llevar a una persona hasta el limite de sentirse que no puede hacer nada con su vida, pero recordemos que todo este tipo de conversacion arranca metafóricamente como un cuadro de Walt Disney y termina como una foto de un rio contaminado.

Eso es lo que vengo mirando hace un tiempo. La gente habla de memoria. Ojo, yo tambien caigo por momentos en estos vicios discursivos. Y habla de memoria, no solamente porque repite un mismo caset, sino porque le encanta sambullirse en el vaso de agua. Si fuera un chapuzon necesario, creo que no seria tan grave como cuando responden “no se” despues que uno les pregunta “y que se le ocurre a usted que se puede hacer para mejorar algo?”.

Entonces comprendo que no es la ausencia de ideas lo que me preocupa, sino que mucha gente haya aprendido a no tenerlas o a no decirlas. En definitiva a quién decirle una preocupación y un análisis de la situación, con la esperanza de que sean enriquecidas y que sean tomadas con los principios y valores mas integros que nos han educado? A quien regalarle un pensamiento personal sin sentirse prejuzgado, sapo de otro pozo, en peligro por darle curso a ese sueño que todos tenemos por ese mundo ideal creando un mundo real para nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos, para nuestro presente y nuestro futuro? Con quien construir nuestros sueños?

Tengo ganas de que la gente siga hablando en la calle pero que sea con esas decisiones que nos hacen mas humanos, mas sensibles a esos valores con los que me criaron. Quiero encontrarme con mi vecina y que me tire una ocurrencia para solucionar algo.

Me gustaria que volvamos a ser mas esperanzados y que nunca renunciemos a querer hacer un mundo mejor.



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